Llegamos a la tercera entrega de nuestros consejos prácticos a la hora de preparar nuestros exámenes finales de inglés. Hoy nos centramos en el examen oral.
Esta semana hemos publicado diferentes artículos para ayudarte a preparar tus exámenes finales de inglés. Comenzábamos la serie con consejos generales y la continuábamos con los dedicados a la prueba escrita (Writing). Hoy nos centramos en la que para muchos es la más complicada, la prueba oral.
Lo primero que tenemos que controlar es la ansiedad frente a los exámenes finales. Una buena alimentación, un descanso adecuado, el aprender técnicas de respiración y relajación, y potenciar los pensamientos positivos, te ayudarán a vencer esa ansiedad de forma controlada.
Expertos aseguran que una prueba oral, favorece al alumno que se ha preparado bien la asignatura, por lo tanto, nuestro primer consejo será este, preparar la asignatura lo mejor posible y tener claro que temas o materias nos entran en el examen. Por lo cual no debes de tener miedo, porque tú estás muy bien preparado.
Si tu exposición no responde a preguntas inesperadas dentro del examen, sino a una exposición sobre uno o varios temas, traza un esquema de trabajo, el cuál será finalmente tu guía en la exposición. Intenta ser lo más resolutivo posible, evitando meter paja innecesaria, pero desarrollando el tema detalladamente.
Usa ejemplos para ayudarte durante la exposición, y si es posible, utiliza frases hechas con sentido, para cambiar de punto. Al usar frases hechas, refranes, etc… trasmitirás al examinador un mayor control del idioma.
Si nos presentamos al examen, con el temario aprendido, lo único que nos puede ocurrir es que fallemos en algún punto de la pronunciación, que hablemos más de la cuenta o que se apodere de nosotros el miedo escénico. Para que ninguna de estas cosas nos ocurra, lo más aconsejable es practicar. Practicar, practicar y no cansarse de practicar, incluso frente a un espejo, o frente a familiares en casa, lo que hará crecer en ti la confianza para hablar frente al público con toda tranquilidad. Por lo tanto la práctica debe convertirse en tu principal aliada de cara a preparar la prueba oral de tus exámenes finales de inglés.
Una prueba oral no consiste en aprenderse de memoria, al pie de la letra, lo que pone en un texto del libro. Por lo tanto no recites como un papagayo. Aprende a extraer y entender lo que lees y ayúdate de ejemplos para reforzar tu exposición.
La práctica, de la que hablábamos antes, nos ayudará a vencer los miedos. Esa seguridad acompañada del lenguaje no verbal, reforzará por si sola nuestra exposición.
En una prueba oral, el lenguaje no verbal, es súper importante. El receptor de nuestro mensaje percibirá todos nuestros movimientos y comportamiento, por lo tanto debes ayudarte de tus manos, la expresión de tu cara, e incluso de todo tu cuerpo, para mostrar esa seguridad que necesitas de cara a una prueba oral. Trasmitir seguridad, es sinónimo de que controlas el temario.
Adquirir una posición corporal relajada, utilizar tus manos al exponer, no haciendo movimientos bruscos, mantener la cabeza erguida, no cruzarse nunca de brazos, mostrar una cara alegre y simpática, mostrar interés por las preguntas que te hacen, como si realmente estuvieses deseando que te hiciesen esa pregunta,... Todo esto te será de gran ayuda.
Habla lo más claro posible. A preguntas concretas, respuestas concretas. Apóyate en todo aquello a lo que el profesor dio importancia en clase. Respira y controla lo silencios...
Para terminar tu exposición intenta preparar una conclusión final.